Vivimos en un mundo cada vez más conectado en el que todos los días surgen nuevos dispositivos y aplicaciones informáticas que nos facilitan la vida cotidiana y el acceso a la información y al conocimiento.
El uso de Internet, la aparición de dispositivos más accesibles y móviles, así como el aumento de la capacidad de almacenamiento de información de los soportes digitales, han permitido que cualquier persona del mundo pueda generar información y acceder al conocimiento que otros publican aunque se encuentren a miles de kilómetros. Esto nos convierte en una sociedad global: se han superado las fronteras de los países y nos encontramos unidos por el uso de las nuevas tecnologías.
Actividades cotidianas, como consultar el correo electrónico, leer las noticias de nuestro entorno, disfrutar de contenido multimedia en nuestro dispositivo móvil o almacenar un documento en nuestro pendrive o en la nube, son las que nos indican lo integrados que estamos en esta sociedad de la información y lo difícil que nos resultaría prescindir de ellas.
Los efectos de Internet en la sociedad son siempre fuente de debate: frente a los innumerables efectos beneficiosos que implica el acceso mayoritario de la sociedad a la información, existen aspectos negativos derivados del uso perverso que se hace de ella. La proliferación de usos ilegales de La Red ha hecho que se creen cuerpos especializados dentro de las fuerzas de seguridad del Estado para combatirlos.